"Bienvenido a la historia nunca contada de este Cónclave, probablemente una de las mayores conspiraciones en el seno del Imperio de la Humanidad..."
I. Génesis de los Heraldos
A menudo , la letra pequeña de la historia se escribe en oscuros pasillos, a salvo de miradas indiscretas y oídos curiosos, y lejos de los grandes escenarios de épicos acontecimientos que perdurarán en la historia.
+++ extraido de registros imperiales +++
Al sur del Segmentum Pacificus existe la conocida como Region Velada.
Infinitamente grande, enteramente desconocida, totalmente aislada, la comunicación astropática hacia la nebulosa es reflejada como un eco.
Las Flotas Expedicionarias apenas penetraron en la región desde la época de la Gran Cruzada.
La ley imperial prohíbe la creación de asentamientos humanos alli, pero siempre hubo rumores de la existencia de colonias, aunque no hay pruebas en los registros imperiales.
Se tiene constancia que Baradrin Thaal tenía en su poder una misteriosa máscara que afirmaba haber comprado a un Comerciante Independiente, quien decía haberla adquirido en las Regiones Veladas.
El Adeptus Mechanicus incapaz de discernir el origen del artefacto, decidió enviar al Archimagos Voar a localizar su fuente, para lo cual reunió una Flota Exploradora....
+++ fin registros imperiales +++
Lo que pocos sabían es que en esa flota viajaba un equipo formado por un tecnosacerdote considerado como uno de los mas brillantes genetistas de Marte, una canonesa que no procedia de las Ordenes Militantes del Adepta Sororitas y un miembro sin identificar de la Legión Alfa.
Ni siquiera el magos Voar conocía los detalles, solo que debían dejarles, junto con equipo y sirvientes, en unas coordenadas que señalaban espacio vacío, y seguir con su búsqueda de la máscara. Nada de esto debía quedar registrado.
Las coordenadas eran las de un pequeño planeta, oficialmente inexistente, que resultó albergar una colonia de humanos ajenos a la existencia de la galaxia, el imperio, y totalmente libres de cualquier influencia del Caos.
La misión de este equipo consistía en crear un prototipo de ser humano mejorado de nacimiento, inmune a la disformidad, tan resistente como un astartes, y con una inteligencia mejorada sin ayudas artificiales.
Años de experimentos con los nativos, solo dieron especímenes que resultaron ser un fracaso.
Los tres decidieron traspasar los limites de su misión y donaron parte de su esencia física, obteniendo mejores resultados pero aún inconsistentes por lo que decidieron cruzar la última frontera.
Inseminaron a la canonesa.
Asi nació un humano que podría soñar con acercarse a la perfección del Emperador de la Humanidad. Nació el heraldo que anunciaría la llegada de una nueva humanidad.
Cuando el miembro de la Legión Alfa presentó los resultados a sus misteriosos superiores, éstos se maravillaron ante tal creación, pero tuvieron miedo de que este prodigio les arrebatase su puesto en las estrellas, por lo que ordenaron destruir el especimen y crear otro inferior, más limitado, para asegurarse que en generaciones futuras, no intentaran imponerse por encima de los humanos normales.
Pero el tecnosacerdote no estaba dispuesto a renunciar a su obra, y la canonesa lo sentía como un hijo suyo, así que tramaron un plan para salvarlo, pues sabian que el soldado obedeceria sin vacilar.
Ella pidió al astartes ser la ejecutora, pero en realidad sacrificó un recien nacido de la colonia, cambiándolo secretamente por el suyo y el tecnosacerdote confirmó que era el original, engañando al astartes y sus superiores.
Se inició la creación de los nuevos prototipos, pero el genetista no eliminó ciertas mejoras, si no que las dejó latentes, en espera de ser activadas algún día.
Se habían creado seis heraldos, cuando el experimento se vió truncado ante las noticias de la rebelión por parte de Horus.
Una flota de marte vino a recoger al equipo, y a los seis especímenes. Todo vestigio de las instalaciones secretas, o de datos, fueron eliminados.
El viaje de vuelta por la disformidad encontró problemas, y el viaje tardó casi nueve años reales en llegar a Marte, en plena guerra civil.
Durante el trayecto la canonesa dió muerte al guerrero astartes, y se separó del genetista con una intención. Él investigaría quién habia diseñado el plan, y ella protegería a los niños, sin revelar a estos su origen hasta que supiesen en medio de que estaban.
Desde Marte ella intentó contactar con su superiora, ya que era la que la había enviado a la misión, pero la comunicaron que había sido encontrada muerta en extrañas circunstancias. Aunque no procedía de una Orden Militante, tenía la suficiente experiencia para ponerse en alerta de inmediato.
Huyó con los niños en una nave de un comerciante independiente y nunca regresó a su convento.
El tecnosacerdote volvió a su templo, esperando conocer que estaba pasando, pero murió tres noches después en un asalto, que las autoridades achacaron a la guerra civil, sin investigar mas.
Pocos conocen esta historia, y menos aún son los que saben que el genetista, sabedor que todos los datos almacenados electrónicamente serían barridos, mantuvo un pequeño cuaderno forrado en piel, en el que guardó algunas anotaciones.
Dicen los rumores que en ese manuscrito se detalla que la clave para despertar las mejoras dormidas en los seis heraldos, se encuentra en el séptimo heraldo, el original.
Aunque esto no son mas que mitos para los pocos que han llegado a oírlo, la búsqueda del manuscrito se ha mantenido a través de milenios, principalmente por los seguidores de la filosofía Organicista del Adeptus Mechanicus, quien son sobre todo genetistas para quienes lo biológico es simple maquinaria bajo otra forma.
Pero no sólo ellos buscan, se cree que un reducido grupo de agentes en nombre de la Legión Alfa, no dan la búsqueda por concluida.
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