7.829.897.M41 –Demiburgo
El amo Augusto se ha presentado en las
cámaras del Administratum vestido todo de negro, como es costumbre en él,
resaltando solo en su pecho, sobre el corazón, una gran I escarlata, símbolo de
la Santa Inquisición, de la que forma parte.
Sus pasos tranquilos recorren los pasillos
grises de techo bajo y rococemento, resonando en los archivos de hace miles de años
los golpes del tacón de hierro que llevan sus botas negras.
Lleva en su mano derecha el sombrero, y en la
izquierda lleva el rosarius, como siempre, mientras recita sagradas letanías.
Bendito sea el amo Augusto, bendito y pío.
Al final del pasillo encuentra una puerta
donde aparece en alto gótico lo que habrá de ser un cargo administrativo. El
amo Augusto se para al llegar frente a la puerta, deja de recitar y, tras dar
unos toques con los nudillos, pronuncia:
‒Abre la puerta a la Inquisición.