El puente del crucero de batalla Bendición de Sangre se encontraba en silencio y en penumbra. La luz rojiza bañaba escasamente los puestos de control donde el personal humano y los servidores cumplían con eficacia sus tareas. Los brillos de las pantallas tácticas iluminaba fantasmagóricamente las caras de la tripulación, así como la del capitán de la nave, el hermano Emilian. Este no necesitaba de pantallas,pues se encontraba en sintonía con la honorable nave de combate a través de conexiones neuronales directas a su sistema nervioso. Sentado en el trono, con la armadura completa de color rojo y detalles negros, se mantenía en silencio y con los ojos cerrados.
Aunque Emilian era quien dirigía la nave, el capitán Diegues tenía el mando de la compañía. En un altar de mando, la figura imponente de Diegues dominaba el puente mientras estudiaba las pantallas. Tras él, dos figuras se mantenían en posición de firmes. El hermano bibliotecario Galvitus y el hermano Uziel, los hombres de confianza del capitán.